23 images
Museu deth Haro El Museo del Haro, situado en el centro histórico de Les (Val d’Aran, Pirineos), es el espacio encargado de que siga viva la llama de la tradición de la “crema deth Haro”, la fiesta del solsticio de verano, patrimonio inmaterial de la humanidad desde 2015. La rehabilitación del edificio fue un proyecto con una fuerte carga de historia y simbolismo. Nuestra idea consistió en respetar al máximo el edificio original, construido a finales de los años 20 como escuela rural. Con el paso de las generaciones esta modesta edificación se ha convertido en un símbolo para el pueblo, y eso hizo que quisiéramos mantener toda la piel exterior intacta al mismo tiempo que vaciamos los muros interiores para conseguir una gran sala diáfana que sirviera como espacio museístico. Además, eliminamos la entrada con escalones de la plaza y la movimos al extremo plano del edificio, construyendo así un acceso practicable para todos. Quisimos que el nuevo edificio actuase como un brasero donde se conservara vivo, durante todo el año, el fuego que la noche del 23 de junio prende en el tronco del Haro. Construimos un lugar al que ese fuego pudiera volver al amanecer casi ahogado en cenizas para reposar hasta el año siguiente.
——————————
The Haro Museum, located in the historic centre of Les (Val d'Aran, Pyrenees), is the space responsible for keeping alive the flame of the tradition of the "crema deth Haro", the summer solstice festival, intangible heritage of humanity since 2015. The renovation of the building was a project steeped in history and symbolism. Our idea was to respect the original building, constructed in the late 1920s as a rural school, as much as possible. Over the generations, this modest building has become a symbol of the village. This meant we wanted to keep the entire exterior skin intact while emptying the interior walls to create a large open-plan room that would serve as a museum space. In addition, we removed the stepped entrance from the square and moved it to the flat end of the building, thus constructing accessible access for everyone. We wanted the new building to act as a brazier to keep alive the fire that, on the night of 23 June, is lit in the trunk of the Haro tree throughout the year. We built a place where the fire could return at dawn, almost drowned in ashes, to rest until the following year.